El fondo de emergencia es uno de los elementos más útiles y desapercibidos dentro de la educación financiera. Su finalidad es permitirnos hacer frente a gastos imprevistos, ayudándonos a evitar problemas serios en nuestra salud financiera y nuestro historial crediticio.
En este artículo vamos a explicar por qué es necesario para cualquier persona, en qué consiste y las ventajas de tener uno, así como algunas de las dudas más naturales en relación al mismo, como cuál es la cantidad recomendada para cada caso.
¿Es necesario tener un fondo de emergencia?
Empecemos por lo básico: ¿Vale realmente la pena en cualquier situación? Lo cierto es que las estadísticas apuntan a que cada vez se hace más patente la necesidad de un fondo de emergencia en los hogares españoles. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística en su informe de elaboración anual, el número de españoles que no tiene capacidad para hacer frente a gastos imprevistos ha aumentado desde 2021, subiendo desde el 33% hasta el 37%, y a finales de este mes conoceremos los datos relativos a 2024.
Si bien puede que no sea tu caso, y pese a que hay otros indicadores que han mejorado desde 2014, como el que cada vez menos españoles tienen mucha dificultad para llegar a final de mes (los últimos datos reflejan un 9,3%), siempre es recomendable prepararnos para los problemas antes de que estos aparezcan, recordando el refrán «si sales a navegar, no te canse el preparar«.
Partiendo de esta premisa, tanto si te encuentras en una situación financiera holgada como si estás pasando dificultades para llegar a fin de mes, lo recomendable es que todo el mundo tenga un fondo de emergencia que nos aporte liquidez ante posibles contratiempos económicos.
Esto es especialmente importante también en el caso de los inversores particulares, pues no es lo más óptimo el tener que retirar nuestras inversiones para poder hacer frente a gastos imprevistos, huelga decir que nunca es buena idea invertir todos nuestros ahorros.
¿Qué es un fondo de emergencia?
Un fondo de emergencia, popularmente conocido como el colchón, es una reserva de dinero que tenemos apartada exclusivamente para hacer frente a problemas económicos imposibles de prever. De ahí la popularización de la expresión colchón: ese dinero está ahí para evitar que nos dañemos en caso de sufrir una caída en nuestras finanzas personales.
Si tenemos un fondo de emergencia, no necesitaremos recurrir al crédito de la tarjeta o a un préstamo personal en caso de problemas, ahorrándonos así el pago de intereses en situaciones que ya de por sí eran complicadas a nivel financiero. Los préstamos personales, tarjetas de crédito y similares cumplen una finalidad: la de proporcionarnos financiación cuando no tenemos otra alternativa y lo hacemos con cabeza, pero no es recomendable utilizarlos a la ligera.
En Financiar24 recomendamos que prepares un fondo de emergencia, y que si necesitas un préstamo para salir del paso nunca contraigas deudas cuyas cuotas de devolución superen el 30% de tus ingresos mensuales. Este 30% se debe contabilizar en relación al total de las deudas, es decir: Si ya estás pagando de hipoteca un 20% de lo que ganas cada mes, nunca contrates préstamos cuya devolución vaya a suponer más de un 10%, pues te pasarías del 30% y entrarías en un terreno peligroso a nivel financiero.
¿Cuánto dinero debo tener en el fondo de emergencia?
La mayoría de recomendaciones al respecto suelen coincidir en que un fondo de emergencia debe constar de la calidad equivalente a nuestros gastos durante 3 meses, aunque muchos sitúan la cifra en 6 meses.
Por ejemplo, si cada mes tienes gastos por un valor de 1.500€, lo recomendable es que tu fondo de emergencia sea de entre 4.500€ y 9.000€. Así, en caso de que por ejemplo perdieses tu empleo (y por tanto tu fuente de ingresos), contarías con un margen de entre 3 y 6 meses para recuperar tu nivel de ingresos habitual, por no mencionar posibles finiquitos, prestaciones por desempleo, etc.
Sin embargo, como en todo en esta vida siempre conviene rehuir las normas generales y analizar nuestra situación particular. Algunas variables a la hora de analizar tu caso concreto serían:
- Si perdieses tu empleo, ¿crees que existe demanda en el mercado para recuperar tu nivel de ingresos habitual? Por ejemplo, un programador tiene más facilidad para encontrar trabajo que un licenciado en antropología. A menor demanda, mayor necesidad de un fondo de emergencia holgado.
- ¿Cuánto podrías reducir tus gastos personales si perdieses tu fuente de ingresos habitual? Si tienes la flexibilidad de poder reducir tus gastos durante una mala época, no necesitarás un fondo de emergencia tan grande.
- ¿Tienes una red familiar que pudiera apoyarte en caso de problemas económicos? Si tus padres pueden cubrirte en un mal momento porque tienen buena disposición y una buena situación económica, no es lo mismo que si no cuentas con nadie que pueda apoyarte en un descubierto.
- ¿Tienes hijos o personas dependientes a tu cargo? Cuando somos responsables de otros, es mejor que el fondo de emergencia sea más holgado de lo habitual, pues no es lo mismo recortar de nuestros gastos personales que recortar los gastos de nuestra familia.
Ventajas del fondo de emergencia
Partiendo de la premisa de que a todos nos puede suceder un imprevisto en forma de multa, avería de nuestro vehículo, un tratamiento dental, pérdida de empleo o similares, queda claro que todos preferimos que el inconveniente se quede ahí, y no en que no vayamos a poder llegar a final de mes debido a estos problemas.
Si desglosamos las ventajas de contar con un fondo de emergencia, podemos hablar de las siguientes:
Evitar deudas innecesarias
Hay situaciones en las que no podemos evitar contraer deudas, como en el caso de una hipoteca o la financiación de un vehículo, pero hay muchos pequeños gastos en los que un fondo de emergencia puede evitar que nos endeudemos de forma innecesaria.
Reducir las preocupaciones económicas
Nos guste o no, el dinero ocupa un lugar de especial relevancia en el día a día de nuestras vidas, y a nadie le gusta la sensación de sentir el miedo que supone no saber si vamos a poder hacer frente a los pagos cotidianos. Pese a que nadie sabe lo que va a pasar el día de mañana, es mucho más fácil olvidarnos de esta ansiedad si contamos con un colchón de seguridad que nos pueda proteger en caso de dificultades.
Flexibilidad
No es lo mismo tomar una decisión porque la consideramos correcta que tomar una decisión porque es el mal menor en un determinado contexto. Esto se aplica también a las finanzas personales, y tener un fondo de emergencia puede permitirnos elegir siempre la decisión económica con la que más cómodos nos sintamos. Por ejemplo, si tu coche sufre una avería grave siempre es mejor poder decidir si quieres arreglarlo o no, venderlo y comprarte un coche nuevo, o lo que consideres oportuno, pero nadie quiere verse obligado a elegir una opción poco apetecible simplemente por la falta de liquidez puntual, especialmente si por ejemplo necesitas el coche para desplazarte a tu lugar de trabajo.
Respaldo para inversores
Cada vez más personas se convierten en inversores particulares, ya sea para proteger sus ahorros de la inflación o para poner su dinero a trabajar, y en estos casos es muy interesante contar con un fondo de emergencia, ¿por qué? Pues porque muchas inversiones se benefician enormemente de las estrategias a largo plazo, como los fondos de pensiones o los fondos indexados al estilo del S&P 500. Si necesitas dinero por un imprevisto, es preferible que no deshagas tu inversiones y cortes su rentabilidad, y en su lugar lo hagas de un fondo de emergencia que esté generando poca o ninguna rentabilidad.
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