Sumándose a toda la expectación generada por las decisiones de la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo, especialmente en lo concerniente a los cambios de los tipos de interés, ahora nos encontramos con un amago de pánico financiero debido a algo muy sencillo: la Regla de Sahm.
Esta simple regla, hasta ahora, ha sido utilizada por expertos financieros de todo el mundo durante los últimos años para detectar, con antelación, el inicio de una recesión económica en el país más influyente del mundo: Estados Unidos.
¿Qué es la Regla de Sahm?
Denominada en honor de Claudia Sahm, cuya fotografía ilustra la cabecera de este artículo y ex economista de la Reserva Federal, la Regla de Sahm es un indicador económico que se ha cumplido en todas y cada una de las recesiones económicas de Estados Unidos desde 1960 y, en consecuencia, en el sinfín de países que tienen relaciones financieras con el enorme músculo económico norteamericano. Hasta ahora, solo ha existido una excepción a esta regla: 1992.
¿Cómo funciona la regla de Sahm?
La regla de Sahm se basa en una premisa muy sencilla: en las 8 recesiones que se han producido desde 1960 en EEUU, antes de la recesión, la tasa de paro trimestral subió un 0,5 o más respecto al nivel más bajo registrado durante los 12 meses anteriores.
La lógica que guarda esta regla es que detecta el inicio de una serie de despidos masiva que genera un círculo vicioso: si los trabajadores pierden su empleo o tienen miedo de perderlo, gastarán menos. Si los trabajadores gastan menos, las empresas ingresan menos, con lo que deben realizar más recortes de plantilla, con lo que el bucle vuelve a repetirse en un estadio más negativo.
Los datos de empleo del inicio de agosto en EEUU
El pasado viernes 2 de agosto, el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos anunció sus cifras del paro, revelando una tasa de paro que aumenta en 0,2 puntos porcentuales, llegando hasta 4,3% de desempleo.
Además, la herramienta de cálculo de la Reserva Federal de San Luís, que la combina con los datos de empleo a nivel trimestral, calcula un aumento en el último trimestre de un 0,53% de desempleo respecto al mínimo de los últimos 12 meses… Y se activaron las alarmas.
Estos resultados, sumados a los resultados de las grandes tecnológicas y una Reserva Federal que no descarta recortar los tipos de interés, han dado lugar a un pánico financiero a escala global. La mentalidad ha cambiado rápidamente a la de recortar gastos y riesgos de forma agresiva para blindarse ante una posible recesión.
Las bolsas asiáticas se han desplomado, destacando la bolsa japonesa, que ha sufrido la mayor caída de su historia. El precio del petróleo y el Bitcoin también han sufrido un desplome importante, y el Ibex 35 ya ha sufrido una caída de más del 5% en el último mes. El miedo es real, pero… ¿fundado?
¿Estamos realmente ante el inicio de una recesión en EEUU?
Además de múltiples expertos financieros, el propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ya ha anunciado en rueda de prensa que todavía no han movido los tipos de interés (al igual que el BCE, que esta vez se adelantó en su decisión) porque considera que estos datos de empleo son una irregularidad estadística, no es una regla económica que muestre que algo vaya a suceder al 100%.
Entramos aquí en uno de los problemas más generalizados en la época moderna: la sobreinformación crea fallos cognitivos. Pese a que es un problema que se ha ido paliando gracias al avance científico y educativo que ha disfrutado la humanidad, nuestros cerebros no son herramientas perfectamente racionales y, aunque lo sean, tienden a buscar patrones simples incluso cuando no los hay.
La importancia de no confundir correlación con causalidad
Para demostrar que la correlación no significa causalidad (es decir, la causa) existen miles de ejemplos estadísticos en internet, la mayoría de ellos bastante cómicos. Si bien puede tratarse de ejemplos algo absurdos, ilustran perfectamente que, en situaciones complejas y multifactoriales, nunca es buena establecer un patrón de causalidad a partir de un único indicador sacado de contexto.
En el caso que nos ocupa con la Regla de Sahm, en una entrevista con la CNBC, la propia Claudia Sahm ha afirmado lo siguiente sobre la situación actual:
- En la situación actual, es más probable que de costumbre que la Regla de Sahm no se cumpla
- Un escenario de recesión económica en EEUU no es el más plausible con los datos actuales
- Pese a ello, ve preocupante la dirección que está tomando la economía a nivel de tendencia
- Aunque vea preocupante la tendencia hacia una dinámica recesiva, cree que aún estamos mucho más lejos de una recesión que en el resto de ocasiones
- Apunta a los datos del consumidor estadounidense como un síntoma de fortaleza que no concuerda con las ocasiones en que su Regla se ha cumplido
- Los datos de desempleo no parecen deberse a una enorme serie de despidos, sino a unos cambios inusuales debido a las secuelas de la pandemia y la entrada en el mercado laboral de un mayor número de inmigrantes
¿Qué está pasando realmente con el mercado?
Este último planteamiento es realmente interesante, pues la Regla de Sahm se basa en la observación de unos datos que anuncian el inicio del círculo vicioso de la recesión debido a los recortes de plantilla, pero puede tratarse de un simple falso positivo ante la entrada en el registro estadístico de gente que no estaba formando parte del mercado laboral norteamericano. Si no hay pérdida de poder adquisitivo por parte de los trabajadores, el círculo vicioso no tiene por qué iniciarse… ¿o sí?
Si no estamos ante el inicio de una recesión económica en EEUU, anunciado por la Regla de Sahm… ¿Por qué está desplomándose el mercado?
De acuerdo con los analistas financieros especializados en el mercado estadounidense, no se trata de un colapso material, sino de un problema de perspectivas. Si la gente cree que va a haber una recesión, va a haber un desplome en un intento de salvar los muebles ante un incendio que no se está produciendo.
Sin embargo, estos mismos analistas consideran también que lo que se está produciendo es una caída sana de las bolsas, equilibrándose para rebajar unas expectativas excesivamente optimistas en algunos sectores, como en el caso de las empresas tecnológicas especializadas en IA.
Todo apunta a que, por ahora, no habrá recesión, pero sí una desaceleración, aunque sin embargo una cosa está clara para las distintas fuentes consultadas: la bajada de precios abre la puerta a invertir en una serie de activos que, ahora, se encuentran a un precio más reducido.
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